sábado, 6 de septiembre de 2014

El Padre Nuestro de Chávez, Un cuento Hindú y Machera.


Siempre Chávez, en vida, trato de imponerse como un culto, todos esos cuentos absurdos del Samán de Güere, de Maisanta, del arañero, etc.  eran intentos de ese egocentrismo gigantesco, de afirmar el culto a su personalidad.

Ahora con el “Chávez Nuestro” se reaviva el debate acerca de Chávez convirtiéndose en Santo. Cosa que no me ha resultado extraña a sabiendas que el Estado lo ha planificado así y ha invertido tiempo y dinero para lograr ese objetivo.

Tengo un libro de cuentos Hindúes, de la Editorial Arca de Sabiduría,  titulado “Los 120 Mejores Cuentos de las Tradiciones Espirituales de Oriente”  plagado de relatos muy interesantes que incluye un cuento que viene al caso, por la sátira ingeniosa que se hace sobre la creación de mitos y santos, el cuento se llama “Los Devotos de los Burros”. Es un cuento corto que vale la pena leer para seguir lo que quiero destacar en este artículo:

“Un hombre era el respetado custodio de un santuario levantado sobre la tumba de un venerable santo. Un día, su hijo decidió emprender con su burro un peregrinaje por el mundo visitando lugares sagrados. Al cabo de varios años, envejecido y fatigado, el burro murió, y aquel peregrino decidió enterrarlo ya que había tomado afecto al animal que lo había acompañado tanto tiempo. Una vez dada sepultura al burro, decidió que su viaje había concluido pero antes pensó que era conveniente quedarse allí a descansar una temporada. 
 
Pero los que pasaban por el lugar, veían a un hombre de semblante noble en silencio al lado de aquella tumba y concluyeron que allí había enterrado algún santo anónimo sin duda excepcional, pues aquel al que sin duda consideraban su discípulo no se movía de allí hiciera frío o calor, lloviera o nevara. La noticia corrió por la comarca y muchos se acercaron a poner flores y ofrendas sobre la sepultura y cada vez más gente acudía al lugar mostrando gran devoción. Al poco, alguien tomo la iniciativa de edificar un santuario donde los fieles pudieran elevar plegarias e, incluso, se oyeron algunas voces que hablaban de milagros.
 
Nuestro peregrino, asombrado por la extraña actitud de los lugareños decidió regresar a su casa. Una vez de vuelta, narró a su padre lo acontecido con la tumba de su burro.
 
El padre calló un rato pero al fin dijo:
- Hijo mío, he de confesarte algo. Este santuario donde te criaste, por una sucesión de acontecimientos parecidos a los que me has contado, también fue erigido sobre la tumba de mi burro hace más de treinta años.”



Cuando leí este cuento me daba risa la historia, pero algunos años después pude constatar que estas santificaciones, esta creación de culto a burros y  otras criaturas no tan bondadosas como el asno del cuento, eran reales y actuales.

Cuando estudiaba en la Universidad de Los Andes en Mérida a finales de los 70 o principios de los de los años  80 había un ladrón que se hacía llamar Machera, que se hizo famoso cuando hirió o mato a varios policías que lo intentaban detener. Machera murió en el enfrentamiento.  De aquella época, que no había internet como ahora, no puedo obtener los datos exactos de lo que pasó. Sé que lo viví y creo que Machera antes de morir también mató.  En esa época Machera simplemente era un ladrón, un joven delincuente de poco más de 20 años.


Lo que me asombra del caso es que 25 años después viajando de Valera a Mérida en un carro por puesto veo una estampita que bailaba guindada en el espejo retrovisor del carro, la estampita decía MACHERA, cosa que inmediatamente me causo curiosidad y me hizo preguntarle al chofer si ese Machera no era el mismo delincuente que habían matado hace 20 o 30 años en Mérida en un enfrentamiento sangriento. Yo digo que era un delincuente, un malandro, y el chofer se pone serio y se ofende. Me dice que es un Santo que lo protege de los ladrones y malandros. Me quedo callado para evitar problemas, y me maravilló como en menos de 30 años un joven delincuente, que ya había matado unas cuantas personas se había convertido en un SANTO.

Reviso en internet, y resulta que forma parte de la Corte Malandra de María Lionza, que hay una historieta venezolana que al parecer  lo convierte en el Robín Hood Venezolano. Es triste presenciar tamaña conversión de delincuente juvenil, a santo, a Robín Hood.

Volviendo al culto a Chávez, que repito no es de ahora, en vida Chávez siempre intento imponerlo, de hecho en noviembre de 2010 escribí algo al respecto, que aún sigue vigente http://reflexionvenezuela.blogspot.com/2010/11/absolutismo-y-revolucion.html.  Allí señalo al libro “Chávez Nuestro” de Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez, de la Casa Editora Abril, como un ejercicio de adulancia y de culto a la personalidad; de un Chávez vivo que financia una biografía adulante, distribuida gratuitamente y pagada con dinero del estado, una biografía que no tiene  fecha de edición por chapucería editorial o por el vicio de mantener todo oculto que caracteriza  los regímenes totalitarios. Esta biografía también incluye un padre nuestro a un Chávez aún vivo, llamada “ORACIÓN AL CHAVEZ NUESTRO” que reza:

Chávez nuestro que estas en la cárcel,
Santificado sea tu golpe,
Venga (vengar) a nosotros, tu pueblo,
Hágase tu voluntad,
La de Venezuela,
La de tu ejército,
Danos hoy la confianza ya perdida,
Y no perdones a los traidores,
Así como tampoco perdonaremos
A los que te aprehendieron.
Sálvanos de tanta corrupción
Y líbranos de Carlos Andrés Pérez.
Amén.

Según el libro esta oración fue entregada por un caraqueño anónimo en 1992, en la cárcel de San Carlos. Aquí lo que preocupa  no es quien lo escribió, sino quien se presta a publicarla con todas las connotaciones que tiene en cuanto a culto a la personalidad, a intolerancia, a caudillismo, etc.



Este Padre Nuestro, está enmarcado en el Dios violento del antiguo testamento, que llamaba a la venganza, al asesinato de los infieles, inspirado en ese Dios que asesinó a todos los primogénitos del pueblo egipcio, ese dios vengador y asesino que ha llevado a miles de guerras y crímenes. Ese, es el dios de este padre nuestro. No es el Dios del nuevo testamento que habla del amor al prójimo.

La oración nueva de este 2014, sigue la estrategia de establecer el chavismo como religión, dice:

Chávez nuestro que estás en los cielos,
en el mar, en la tierra y en nosotros los delegados…,
santificado sea tu nombre,
venga nosotros tu legado para llevarlos a los pueblos…
danos hoy tu luz para que nos guíe todos los días
y no nos dejes caer en la tentación del capitalismo
más líbranos de la maldad, oligarquía y el delito del contrabando,
por los siglos de los siglos
amén

Ya en un artículo de Noviembre de 2011 reflexionaba sobre los parecidos del chavismo, con la religión y lo militar. http://reflexionvenezuela.blogspot.com/2011/11/chavismo-militares-y-religion.html.

Este Padre Nuestro convierte a Chávez en el Hijo de Dios, que intercede entre los apóstoles que son los miembros del PSUV, a los cuales les llega el Espíritu Santo para inspirarlos en la obra revolucionaria. Lo peligroso de todo esto es que el Dios Chavista es el Dios vengador del antiguo testamento, o el vengativo Alá de los extremistas musulmanes. Dioses violentos, intolerantes, que llaman a la persecución, encarcelamiento y asesinato de los infieles como se ha mostrado a lo largo de la historia.

Aún recuerdo cuando Chávez corría (pedia que se fueran) de Venezuela a todos aquellos que no estaban con el proceso, que los insultaba, los maldecía, los maltrataba.
Hoy miles de venezolanos se han ido del país.

Recuerdo aquella triste frase de intolerancia total esa “Victoria de Mierda”. Recuerdo sus comentarios burlescos sobre la muerte de aquel diputado de la asamblea nacional de apellido Armas.

Recuerdo como Chávez protegió a compañeros militares aun sabiendo de su corrupción y de sus relaciones con el narcotráfico.

Recuerdo de como se burlaba en sus discursos incendiarios de los defectos físicos de las personas.

En fin, conociendo lo de Machera no nos debe extrañar que sin mérito alguno Chávez se santifique.

A occidente le costó años de guerras, de sangre, de reflexión, llegar a la separación de religión y estado. Años para separar al que tiene el poder sobre las ALMAS del que tiene el poder sobre el ESTADO, el que gobierna nuestras vidas terrenales. El Chavismo y movimientos similares tratan de invertir este logro, son la ANTIREVOLUCIÓN DEL SIGLO XXI. Intentan la vuelta al poder absoluto de los reyes: el Caudillo, de la aristocracia: los miembros del partido, y a los tristes siervos, dueños de nada, que solo esperan el favor y la ayuda del partido: el golpeado pueblo venezolano.

Venancio Loval