martes, 7 de febrero de 2017

Lamentaciones Históricas: Venezuela actual. Egipto 4.000 años atrás.




Es increíble que cuando una sociedad entra en declive, cuando se descompone en sus valores éticos , sea hace 4 mil años en el antiguo Egipto, o en la Venezuela de hoy, surge una literatura del lamento. Una literatura que muestra el duro peso de una tragedia, de una descomposición social, económica y ética.

Los Lamentos de Ipuur, compuesto presumiblemente en Egipto alrededor del año 1900 A.C. es decir hace 3.921 años, durante el primer Periodo Intermedio caracterizado por la descomposición política que destruyó el Antiguo Imperio Egipcio, en medio de revoluciones, revueltas e invasiones de otros pueblos; y que dio paso al Imperio Medio.

Extracto de Los Lamentos de Ipuur.
 
Reina la avaricia. Todos se apropian de los bienes ajenos. Ha muerto la dulzura. La arrogancia anida en todos los hombres. Cuando un hombre se indigna por alguna maldad tornase objeto de irrisión para las gentes. Se roba hoy. Todos se apropian de los bienes ajenos. El desgraciado se consuela con el desgraciado. Porque el hermano se ha convertido en enemigo. Nada ya se acuerda de ayer. No se hace nada por quien hizo antaño el bien. Los hermanos son malos. Los buenos son tratados como enemigos.

Los rostros son invisibles. Todos bajan la vista ante el hermano. Los corazones rebosan de codicia. El hombre en quien se busca apoyo no tiene corazón. No hay justos. La tierra está llena de maldades. No hay en quién confiar. Y los amigos nos tratan como a desconocidos.

Nadie está contento. El que iba a su lado, ya no está allí. Camino por el mundo cargado de miseria. Y no tengo un amigo. El pecado, la plaga del país. No tiene fin. 

Ciertamente, los caminos están bloqueados y los senderos vigilados. Los hombres se sientan en los arbustos hasta que viene el viajero nocturno con la intención de capturar a sus porteadores. Se roba lo que lleva, se le apalea y se le mata sin razón. Lo que podía verse ayer, eso desapareció; la tierra se abandonó a causa de su esterilidad e igualmente el corte del lino. Los plebeyos, que pudieron salir, vuelven desolados] . . . . .

Ciertamente, uno se alimenta de hierba arrastrada en el agua. Para las aves no se encuentra grano ni hierba; Es tomado . . . . . de la boca de los cerdos; la cara, tú no la haces amigable hacia un hombre  bajo la hambruna.  Ciertamente, la cebada ha perecido en todos los caminos;  se despoja de los vestidos y no se unge con aceites. Todos  dicen: ‘No hay nada’. El almacén quedó vacío y su guardián tendido sobre la tierra,  


 
Extracto del Lamento Venezolano.

El estado ya no es proveedor de servicio para el ciudadano. Para el estado el ciudadano es su siervo, su explotado, es el sujeto a someter a un control social estricto.   

Ya el agua no llega a las casas, ya una mafia trafica con el agua poco potable, son semanas, a veces meses, a veces años sin que llegue el agua a las casas.

El aseo urbano tampoco las visita con regularidad, se dice que no hay dinero para mantenimiento y repuestos de los vehiculos, el aseo entonces pasa una vez a la semana, o cada diez días, o deja de pasar indefinidamente. Las moscas pululan y las enfermedades también.

La luz eléctrica se va a cada instante, a veces 12 horas, a veces 3 días,  4 horas, a veces se va y viene con voltajes altos o bajos, lo aparatos sufren y se queman. Hay que comprar hielo para conservar los alimentos; a veces se pierden, a veces no se trabaja porque no hay electricidad.

La seguridad no existe. Hay miedo cuando vez que alguien extraño se acerca, la mayoría de los vecinos han sido robados. La casa ya no es segura, hay que estar pendiente cuando se llega, mirar a todos lados sabiendo que el hampa acecha.

Los bienes que se adquirieron con trabajo honesto durante años no valen nada, la dictadura acabo con el valor de terrenos, de las casas para alquiler. La jubilación asusta, en un país sin medicinas ni salud. El hambre futura da miedo. La medicina necesitada mañana da miedo.

El salario destruido por los corruptos, ya la clase media no existe; existe la ex clase media, inmersa en el dolor de la perdida de tanto y de todo. Se robaron el salario decente para convertirnos en siervos y esclavos.

En la calle la gente revisa la basura, buscando lo que desecha otro, con la dificultad de que ya casi nadie desecha. 

La policía asusta. Entre delincuentes, políticos y policías no hay mayor diferencia. La mayor, es que los políticos en el poder tienen impunidad al 100 % mientras que los delincuentes solo un 98 %.

Los padres miran a sus hijos sin trabajo y sin esperanzas. Acechados por el estado para humillarle en sus entrevistas, que exigen con chantaje descarado y cinismo el apoyo a su dictadura.

Los caminos están llenos de guardias nacionales y soldados, como si todo el país estuviese tomado por ejercito enemigo. Ya no se pueden mover libremente las cosas de un lugar a otro. Las mafias militares cobran vacuna o expropian

Los cementerios acogen a jóvenes que apenas empezaban a vivir asesinados simplemente por protestar ante el desastre y el saqueo en curso. Las cárceles se llenan de venezolanos dignos mientras los indignos gobiernan. Millones salen de su país, se alejan de sus familias y de sus amores, a enfrentar un futuro duro y con sacrificio. La democracia yace sepultada en una parodia sin fin.

Los millonarios chavistas, políticos y empresarios rojos, que nunca produjeron nada y dejaron un país en ruinas, viven como reyes y hacen ostentación de la riqueza mal habida sin rubor alguno. La justicia se cego los ojos y solo es el arma del corrupto, del chantajista y el dictador.

La dirección de oposición parece un juego de marionetas manipuladas por la dictadura. Más que hacer oposición hacen una parodia que mantiene la careta democrática ......

Venancio Loval

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