jueves, 13 de julio de 2017

Cuando Muere el Miedo Muere la Dictadura

Maiakovski

Y no dijimos nada

La primera noche ellos se acercan
y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada.

La segunda noche, ya no se esconden,
pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.

Hasta que un día,
el más frágil de ellos,
entra solo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo,
nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada,
ya no podemos decir nada.


Empiezo a escribir estas notas con el poema de Maiakovski "Y no dijimos nada" que rueda por las redes sociales, y que condensa en una forma hermosa la ruda realidad de lo que nos está pasando.

La primera vez que nos agredieron ¿Cuando fue?  a veces no lo recuerdo. Tal vez la Asamblea Constituyente del 99 que cambio nuestros símbolos patrios porque así el caudillo lo quería.

Tal vez aquel pito de Chávez votando a la gerencia de PDVSA en modo show y circo.

Tal vez, aquella vez que la Guardia Nacional acompañaba a gente del SENIAT para inspeccionar  y amenazar a todo venezolano que tenía una empresa.

O sería todas la veces que  un militar o un funcionario de PDVSA o de cualquier empresa u organismo del estado amenazaba con vetar a un venezolano por su posición política y sus ideas.

O fue la lista Maisanta, la de Tascón, la de Tibisay y su CNE infame  que vetaba, votaba y transformaba en ciudadanos de segunda a cientos de miles de venezolanos.

O la muerte injusta de Brito, secuestrado en su huelga de hambre y tildado de loco por la dictadura en ciernes.

Ya desde hace años no solo entran en nuestra casa, y nos roban la luna, las ilusiones y el futuro, sino que nos arrancan la voz de la garganta, y nos asesinan a nuestros muchachos (Más de 150 jóvenes asesinados).

Han sido tan perversos que sus amenazas ya se han vaciado de fuerza. 

Nos quitaron la posibilidad de viajar, nos quitaron los carros, el avión, nos quitaron el transporte extra urbano, nos quitaron los paseos por las calles, nos quitaron los sitios de encuentro, nos quitaron el salario que ellos nos los roban(miserables 30 $US mensuales), nos quitaron los hijos, los amigos, los familiares, que se van, nos quitaron la medicina, los alimentos, algo tan común como el atún, diablito, etc.; nos quitaron hasta las cosas más sencillas, como salir a comprar algo a un mercado de manera placentera, nos quitaron los servicios: el agua, la luz, el gas domestico, la seguridad, los ahorros de toda la vida, de la jubilación, nos quitaron el país y la patria,  ...

Lo que no pueden quitarnos es la dignidad, y si la perdemos, perdemos todo, nos convertiremos en siervos, esclavos, hombres indignos pidiendo limosna a un régimen de miserables e imbéciles.

El país lo han convertido en una gran jaula, en un pequeño infierno, ahora amenazan con cárcel y muerte; pero ya eso no asusta tanto como un futuro con ellos.

Ellos le temen a que no le temamos.
Ellos tienen Miedo a que no tengamos Miedo.
Ellos le temen a que no le obedezcamos, 
Ellos temen a que no acatemos sus decisiones dictatoriales.

El Muro de Berlín cayó cuando cayó el Miedo.




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